8 abr 2011

La escuela, nuestra situación laboral...¿qué hacer?

Nuestra situación laboral…

La problemática del trabajador docente en el actual escenario se ve impactada por medidas que no hacen más que precarizar su situación, definiéndolo como un mero ejecutor de políticas educativas sin que exista algún espacio de decisión en donde pueda participar. No solo el salario, a pesar de que en este aspecto la situación es alarmante si establecemos una comparación con otros sectores profesionales, es una representación del ajuste…se suman otros factores: el aumento de la jornada laboral (naturalizando el doble o triple cargo); las malas condiciones de infraestructura y poco equipamiento, la inexistencia de planes integrales de formación y actualización profesional, etc. degradan el “rol docente”.
Como consecuencia de estas medidas del neoliberalismo en la educación se ven agravadas las condiciones de salud de los y las docentes, sin una planificación para dar respuesta a esta situación propia del gremio. Por otro lado es notoria la pérdida de autoridad del sector docente frente al estudiantado y a la comunidad.
Hoy es natural escuchar a maestr@ y profesor@s hablando con temor, inseguros sobre su tarea. Se “visualiza” una sensación de soledad en la tarea cotidiana. Su desempeño se ve “observado” por directivos que, lejos de coordinar tareas buscando espacios de trabajo y decisión que contengan y sirvan para delinear prácticas pedagógicas, son funcionarios del gobierno y ejercen su rol desde la autoridad para “controlar y vigilar” que las “directivas” del ministerio se cumplan dentro de las escuelas. Por otro lado, las familias que detectan grandes grietas en los equipos escolares avanzan sobre competencias propias de la institución, evaluando el desempeño docente o calificando los aprendizajes y sus procesos.

¿Qué hacer?


Se debe partir de una concepción que defienda el proceso educativo como dignificante para la persona, pero además un impulsor de todas sus potencialidades y, por tanto, debe contemplar todas las dimensiones humanas: individual, social, política, económica y en consecuencia trabajar todos esos ámbitos del conocimiento: técnico, cultural, y político. Para esto la educación debe tener un carácter público, laico y con perspectivas sociales, esto es buscar la inclusión de todas y de todos.
Un proyecto educativo emancipador debería promover una educación que prepare para el trabajo, pero para un trabajo con perspectiva colectiva, en la cual se defiendan los derechos generales y se desarrolle una actitud crítica, que posibilite apropiarse de los conocimientos de la humanidad, de manera cuestionadora, sin actitudes sumisas.
Por ahora prevalece en la agenda educativa la concepción neoliberal, que es “auspiciada” por los países que controlan la economía y la política del mundo, que a través de los organismos internacionales financieros y ONGs condicionan el diseño y aplicación de la concepción educativa neoliberal en nuestro país, la misma que gracias a la dependencia económica y financiera obliga a la implantación de los componentes educativos que promueven el neoliberalismo.
Sabemos que la relación  pedagógica, cuya característica es la asimetría, tanto institucional como generacional (pues el docente efectivamente tiene poder sobre los niños y jóvenes) debe estar orientada a la formación de un ser humano libre, completo y comprometido con un proyecto colectivo.

Para ello será necesario:
Articular la posibilidad para que los docentes intervengan en la definición de los medios y fines de su práctica
Privilegiar un trabajo colectivo, con espacios institucionales de reflexión sobre la propia práctica; con formación en servicio de modo de avanzar en un proceso de teoría y práctica.
Definir el currículum como un proceso de construcción colectiva que involucre a los trabajadores de la educación, a los especialistas universitarios, a las comunidades en que la institución educativa se inserta.
Repensar la evaluación. No es admisible la evaluación como instrumento de homogeinización, medición, comparación y asignación de ganadores y perdedores. Se deben analizar los procesos generales de producción, y apropiación el conocimiento (evaluando "el sistema", la "política educativa" y sus dispositivos). En otro nivel, se trataría de ver cómo ocurrió el aprendizaje para operar al nivel de la relación pedagógica “local”.
Reconocer la existencia de lógicas antagónicas del mundo de la producción, no es lo mismo una empresa que una cooperativa

(buscar herramientas que fueron olvidadas y crear otras que den respuesta a las necesidades de quiénes compponemos la escuela en 2011 no en 1890)

Proponemos este diagnóstico participativo como disparador de debate. Debate que debe (y puede) protagonizar nuestro sindicato generando espacios y canales de participación formales entre todos los docentes de nuestra ciudad. Pero fundamentalmente con la participación de quiénes día a día llevamos a delante nuestra tarea!!!

Nos proponemos responder con prácticas las siguientes preguntas

1. ¿Cuáles son los mecanismos de toma de decisiones, cómo se estructura el gobierno en la educación al nivel del sistema, de la institución y del aula?
2. ¿Cómo se construye el currículum?
3. ¿Cuál es el lugar del docente (en la definición de medios y fines de su práctica, en la relación pedagógica)?
4. ¿Cuál es el lugar del estudiante (como sujeto y centro de la preocupación pedagógica)?

Espacio Docente CHEMAESTRO

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